miércoles, 6 de abril de 2011

MAR ROJO

En la amplia inmensidad del océano en el que nos encontramos, la insignificancia de nuestros actos se acentúa en nuestras mentes ansiosas de importar en algo.
Nos embarga nuestro deseo ardiente de ser grandes, cuando lo grande ya nos rodea. Nos rodea el imponente del mar, el gran cielo interminable, la fauna marina que nos mira con curiosidad, preguntándose quizás, que diablos hacemos mirándola con tanta ansia. Ansia del coral, que asustado se queda inmóvil, para que torpemente no destrocemos en segundos lo que la naturaleza lleva años en crear... con despreocupación, como si no fuese importante.
El arduo camino a encontrar lo que importa nos arrastra a conocer mundos ajenos a nuestra naturaleza. Nos vestimos como peces, simulando su gracia al nadar con nuestras aletas, nos colocamos pieles de neopreno para poder soportar el frío que en ellos, en su hábitat, es algo normal.
Imitamos su vagar constante por el océano con barcos inmensos, de una semana de vida. Intentamos mantenernos vivos con reguladores artificiales para poder respirar sin branquias. Intentamos hundirnos mediante pesos similares a losas en nuestra cintura. Y aún más, nos colocamos gafas, para que nuestros débiles ojos puedan observar la grandeza de este único y gran ecosistema, en el cual intentamos encajar... ingenuamente.
Arrogantes nosotros que nos creemos importantes porque podemos dominar durante 50 minutos un modo de vida que envidiamos y admiramos. Un mundo que nos arrastra al nitrógeno en sangre, al mareo submarino, al destrozo de oídos humanos, y al cansancio extremo. Un mundo que nos permite entrar para recordarnos que no somos nada... aunque queramos importar algo.

3 comentarios:

  1. Así somos, como peces
    a veces, intentamos
    ser música y
    nunca tenemos bastante,
    ...estando bien.

    Me alegro de leer esto.
    Salut

    ResponderEliminar
  2. No lo había pensado así.
    Supongo que es como la envidia de las aves, el deseo de volar, los aviones, etc.
    Pero creo que el ser humano es tan autodestructivo consigo y con su mundo, que es mejor que se ocupe de intentar volvar o nadar como otros a que busque la manera más tenebrosa de acabar con todo.
    Un besito.

    ResponderEliminar
  3. Escribir siempre nos hace más fuertes y mejores, si, en eso tienes mucha razon.
    me gusta tu forma de espresion, pasare por aqui a menudo
    un saludo

    ResponderEliminar

¿Que te apetece comentar?